viernes, 10 de febrero de 2012

La Policía Local de Alicante ha presentado en los dos últimos años denuncias por 1.169 graffitis realizados por 50 grafiteros en distintos puntos de la ciudad. En lo que va de año, dos de los servicios más perjudicados por los daños ocasionados han sido las unidades del TRAM y Renfe.
Así lo ha señalado el concejal de Seguridad de Alicante , Juan Seva, en la presentación del balance de actuaciones de la Unidad de Atención e Imagen Urbana de Policía Local, en el que ha estado acompañado por el responsable del grupo, Francisco Tortosa, según ha informado el Ayuntamiento en un comunicado.
Seva se ha referido al incremento de este tipo de delitos, y ha destacado que el trabajo conjunto de Policía Local y Nacional ha permitido detener a un total de 14 grafiteros en los dos últimos años.
En los dos últimos años, la compañía ferroviaria ha registrado daños en 27 trenes con un perjuicio valorado en unos 215.000 euros, y en el presente año ya ha presentado 21 denuncias por este tipo de hechos.
Respecto a la identidad de los grafiteros, la Unidad de Atención e Imagen Urbana de la Policía Local ha logrado identificar a un total de 93, además de detectar la presencia de grafiteros alicantinos residentes en Valencia, Murcia y Madrid principalmente. En algunos casos, los agentes han constatado que personas ya identificadas "han cambiado de 'tags' a fin de continuar con su actividad".
Riesgo
La Policía Local además ha detectado la proliferación de daños en trenes y delitos de riesgo, causadas por jóvenes que intentan detener los convoyes como barricadas o 'palanquetazos'.
"Estas nuevas técnicas que están utilizando graffiteros de Alicante pueden llegar a causar riesgos de descarrilamiento de trenes y de electrocución', según ha explicado Seva, quién ha mostrado un vídeo donde se observa cómo ocho jóvenes paraban un tranvía con una barricada para realizar varios graffitis, portando palos de defensa y lanzando piedras al tranvía una vez finalizado el acto vandálico.
El edil ha señalado que realizan estas pintadas en trenes y tranvías en "zonas inaccesibles" para la Policía Local para evitar su detención. Además, ha recordado el caso ocurrido en Almería, donde, según ha dicho, tres grafiteros alicantinos apedrearon a una limpiadora del tren que les había sorprendido, y que pretendía dar aviso a los servicios de emergencias.
La unidad policial de Alicante también ha denunciado daños en las marquesinas de las paradas del transporte público por graffitis realizados con ácido sobre el cristal, una técnica utilizada también en distintos escaparates.
Juan Seva ha considerado que la presión policial "es muy eficaz" a la hora de prevenir nuevas pintadas, dado que el objetivo final no imponerles una sanción económica, sino "identificarles y ofrecerles la posibilidad de que limpien lo que han ensuciado".

Documental de graffiti en Alicante con Pascual

A continuación os dejo con un minidocumental sobre graffiti dirigido por Kseniya Spesivtceva y con Víctor Verso como operador de cámara. En él aparecen varios alicantinos y especialmente Pascual Esclápez, de la tienda Cap Cap.
Incluye canciones de Arkano y Jonko, Tagxsit con VersoDDK y Jaloner.

Los orígenes del graffiti en español

Hablamos con Gabriela Berti, autora de ‘Pioneros del Graffiti en España’, que repasa los comienzos de este movimiento y cuenta con abundante material gráfico lleno de zapatillas, muros y olor a areosol.

Mtlaz Menoti
Lunes 8 de febrero de 2010.  Número 119
En el libro fechas la entrada del hip hop y del graffiti en España en 1985, ¿qué ocurrió ese año?
El hip hop con sus cuatro elementos: breakdance, DJ, rap y grafitti no llegan al mismo tiempo. Lo primero que entra es el break en 1984. En 1985 se empieza a ver más graffiti y lo último que llega es la música. No hay una fecha concreta en la que todos comiencen a hacer hip hop, sino que la gente empieza a producir sus piezas con un estilo más propio a partir del 85. Como es una cultura popular tampoco hay un manifiesto de inicio.
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Foto: Kapi
Con respecto al grafitti, en 1985 empieza a verse de forma más sistemática. En Madrid, por ejemplo, antes del graffiti Hip Hop existían los flecheros, que, aunque no pertenecían al mismo grupo, en algunos casos tuvieron puntos en común con el graffiti. Lo que más impulsó el inicio de éste en esos años fue la entrada del breakdance a través de películas; en ellas se veía que los que bailaban tenían un nombre grupal y lo escribían en las calles. Imitando esa estética, los primeros graffitis tenían que ver con poner ese nombre, con alguna frase alusiva a la actividad como “Do it break” o una imagen relacionada con la actividad del baile. Todo esto da comienzo a la escena del graffiti en España. Películas como Flashdance, que se estrena en 1983, Breaking o Beat Streets, que se estrenaron en 1984, mostraban escenas de la vida en Los Ángeles o Nueva York y fueron creando el escenario visual para que la gente se largara a las calles a pintar. En poco tiempo, de este graffiti apegado al break, se llega a un graffiti más centrado en los elementos gráficos y no tan referenciales a la danza.
Hablas del “plus energía” que aportaron a la ciudad ¿a qué te refieres con ello?
El graffiti comienza con fuerza en las calles de Madrid, Barcelona y Alicante, lo que yo llamo en el libro el “triángulo de oro” del graffiti. En 1985, en la feria de Arco, hay una galería que trae obra de escritores de Nueva York. Ésta se considera la entrada institucional del graffiti en España. Esto creó un revuelo muy grande entre artistas, teóricos, intelectuales, estetas… que, salvo excepciones, lo consideraron un arte menor. A la vez, muy pocos de los pioneros del graffiti se acercaron a ver esta exposición. Me consta que en Arco casi abandonaron las piezas que habían traído y que parte de ellas fueron recogidas por el personal de limpieza o de montaje.
En resumen, el graffiti no ingresó por su parte más teórica o las instituciones del arte, sino que salió de las calles. Para esto hay varias razones y una de ellas es que los que comenzaron a hacerlo eran muy jóvenes, gente que, normalmente, tenía entre 14 y 18 años. Aunque tuvieran aptitudes para el dibujo, la academia o lugares como Arco todavía les quedaban muy lejos.
¿Qué otras cosas definen a los escritores de la vieja escuela de los que hablas en tu libro?
En el periodo que hay entre 1985 y 1990 se da un tipo de graffiti artesanal, me refiero a que no hay una industria generada en torno a él. Hasta 1994 no surge una empresa específicamente dedicada al mundo del spray para graffitis. Usaban aerosoles domésticos hechos para pintar electrodomésticos o coches. Los importados, que se introdujeron después, eran muy caros.
Los escritores, transformaban los sprays o inventaban sus rotuladores de trazo ancho con la espuma de los borradores de tiza y envases de carretes de fotos con el fieltro dentro. Todo da la idea de un graffiti mucho más artesanal o de andar por casa.
También hay que destacar cómo se obtenía la información: sin móviles, sin internet, en una época en que poca gente hablaba inglés... Cuando alguien tenía información de Londres, Francia o EE UU, la difundía de forma artesanal con fotocopias de las fotografías. A finales de los ‘80 comienzan a hacerse fanzines, con fotografías fotocopiadas y retales de información conseguida con dificultades. Henry Chalfant fotografíó la escena de graffiti originaria de EE UU (hizo libros y películas) y estuvo en Barcelona un par de veces. La información que Chalfant trajo se multiplicó de forma exponencial. Se enviaba por correo postal el programa de mano de una de sus conferencias en la que incluía un glosario de términos.
¿Han crecido los límites entre “escritores” y “artistas”?
Hay una idea falsa, a nivel global, de que el graffiti no tiene que ver con la academia. Pero cuando comenzó, la academia y las instituciones del arte prestaron atención a lo que pasaba en la calle. Ejemplos de esto son Basquiat o Keith Haring, que coquetearon con lo urbano. Warhol no hizo graffiti, pero fue la cabeza de este grupo. Los primeros escritores en EE UU hicieron exposiciones en galerías o universidades desde el principio del movimiento.
Definir el graffiti sólo por el soporte es un poco pobre. Pero esto no va en contra del hecho de que el graffiti tiene una relación importante con el espacio urbano, es propio de la ciudad.
Desde hace unos años, el arte urbano incluye muchos elementos además del graffiti: intervenciones sobre el mobiliario, contrapublicidad, plantillas, bricolaje urbano, etc. Todos estos elementos tienen una larga tradición que, en algunos casos, se remonta un siglo atrás. Que no sea nuevo no significa que no haya una forma diferente de hacerlo, que marca una ruptura con estos antecedentes. Lamentablemente las ciudades se vuelven más reaccionarias sobre el uso del espacio público, parece que éste sólo está destinado para el Estado o para las grandes corporaciones.